El sexo adquiere de inmediato una dimensión emocionante con un hombre en uniforme. Proyecta una forma de masculinidad e incluso puede despertar la idea de romper las reglas. Tomemos como ejemplo a un policía o un gendarme; tiene tanto poder que uno se inclina gustosamente ante él para ofrecerle el culo o chuparlo de rodillas, cumpliendo todos sus deseos. Lo mismo ocurre con un hombre militar, con toda la fuerza y poder viril que su uniforme representa para nosotros.