Necesito mi sueño, pero si mi hijastro me necesita en medio de la noche, siempre estaré allí para él. Esta vez, era la alarma de humo que lo mantenía, así que quería chocar en mi cama. Sabía que la tentación de su cuerpo sería demasiado, pero accedí e intenté resistirme.
Entonces, mientras dormíamos, me desperté al mayor sonido que he oído jamás: estaba gimiendo, y su ropa interior estaba empapada mojada. ¡Estaba tan caliente como yo!
No me tomó mucho tiempo entender que no sabía cómo follar ni siquiera masturbarme, así que esta fue mi oportunidad de poner mis manos en su gran polla gorda y enseñarle una lección digna de un gran padrastro.