Cuando el padre Markus Kage se da cuenta de que su hijo de paso Collin Lust está molesto, se ofrece para fingir ser su terapeuta para que pueda escuchar sus problemas. Collin se encuentra en el regazo de Markus, y pronto, la sesión se vuelve menos verbal y mucho más física. Esta técnica quitará la mente de Collin de sus problemas con seguridad.