Dolf se enorgullece de su instinto. No sus abdominales planos, sino sus instintos y su percepción aguda. Como entrenador, necesita ser capaz de dimensionar el carácter de sus clientes, así como su físico. Saber quién puede empujar más le ayuda a alcanzar sus objetivos, pero también le da la satisfacción de ver a alguien transformar bajo su dirección. La mayoría de ellos es un disco profesional, pero ciertamente hay una parte de él que disfruta de la emoción de que alguien se someta a él.
Lo que ha aprendido más que cualquier otra cosa es que el tamaño y la fuerza no siempre son de la mano. Ha trabajado con grandes adonises ligados a los músculos que son completos de pelucas cuando se trata de sus regímenes. Y también ha conocido a unos cuantos gemelos más pequeños que nunca renunciaron. En el fondo, está más interesado en trabajar con este último, sabiendo que puede empujarlos a hacer cualquier cosa sin retroceder... De verdad, lo que sea.
Cuando Tom entró para su evaluación, Dolf se impresionó inmediatamente con su espíritu. Su actitud can-do prácticamente brillaba, llenando la habitación con una gran personalidad alegre. No podía haber sido más alto que 5’5”, pero Dolf podía ver que tenía el corazón de un campeón. Le pidió al tipo más pequeño que se despojara para echarle un vistazo a lo que estaba trabajando. Tom cumplió, no cuestionando su repentina desobediencia por un segundo.
Dolf sintió su cuerpo, agarrándose en la espalda, los músculos y el trasero. Tom lo miró con una sonrisa. Estaba claramente disfrutando siendo tocado por el hombre guapo. Dolf estaba bien sobre un pie más alto, poseyendo tanto gran tamaño como energía dominante, papi. Tom mostró cada sentimiento que tenía en su cara infantil, dejando claro que estaba abierto para lo que Dolf quería con él.
¿Cómo podría resistir Dolf? Ver a un chico tan dispuesto a ser él lo hizo perder todos los límites profesionales. Jugó con las mejillas del chico más pequeño, sacudiéndolos para ver cómo se movían en su ropa interior. Incluso les dio una pequeña nalgada para verlo rebotar. Cuando él...