Ladrón de ropa interior
La transgresión está en el corazón del deseo. La misma naturaleza del Erotismo es que nos mueve desde dentro de los límites de nuestra autocontención estática. Es una corriente que se hincha dentro de nosotros y rompe nuestras inhibiciones en la expresión. Aunque, sin obstáculos, no puede haber expresión, ni liberación de energía. Nuestras naturalezas eróticas siempre nos llevan a las arrugas de nuestros propios límites, barreras internalizadas y reglas del exterior. Necesitamos seguridad, pero simultáneamente anhelamos el riesgo. Queremos libertad, pero tememos ser plenamente conocidos. Precisamente estas paradojas conforman los convenios colectivos denominados tabú. Este reino es mucho más de un área gris de lo que podemos darnos cuenta, aunque está llamando a cada uno de nosotros a dejar atrás la civilidad de definiciones claras y sumergirse en nuestras sombras.