En las luces tenues de Madrid tarde#39;s Boysberry, uno de los clubes gay más populares, una cierta emoción era palpable. Viktor Rom, conocido en este mundo por su virilidad y rendimiento, había sido especialmente invitado por John Brachalli. John, siempre buscando las mejores experiencias para sus invitados, tuvo una sorpresa para Viktor: Italo Gang. Italo, con su barba bien cuidada y su mirada rebelde, se destacó de la multitud. Su intensa mirada traicionó un deseo insaciable de satisfacer a sus compañeros. Él esperaba, su deseo palpable, para que los dos hombres vinieran y tomaran posesión de él. Sin perder tiempo, Viktor tomó el control, empujando a Italo para darse por completo. Guiándose por John Pul#39; su retroalimentación positiva sobre el talento de Italo#39; su talento, Viktor se aseguró de divertirse, dando a Italo lo que tanto quería: una intensa y dominante toma de posesión. Italo#39;s sonidos de placer removidos fueron la mejor música para Viktor recur#39;s orejas. Al ver a su amigo florecer, John quería participar en este ballet sensual también. Su conexión con Italo era inmediata, casi eléctrica. Juan vierte todo su ardor en Italo, marcando con su virilidad antes de dar paso a Viktor, quien, movido por Italo caer#39;s devoción, terminó este baile carnal con una apoteosis de pasión. La noche en el Boysberry terminó con una nota de satisfacción general. Italo, habiendo cumplido su papel maravillosamente, se sintió satisfecho, y Viktor, agradeciendo a Juan por esta magnífica introducción, prometió regresar muy pronto por otras noches salvajes.