El ajuste es simple: un sótano oscuro, iluminado sólo por la luz de un solo bulbo colgante, dando un ambiente casi íntimo a la escena. Ambos hombres están sin camisa, el calor sofocante haciendo que cualquier ropa superflua. Zavier#39; sus músculos tensos mientras toma el control, su mirada oscura fijando el Tik romano con una pasión mezclada con determinación feroz. Roman Tik, por su parte, se abandona al poder que lo domina. Su boca está llena, sus ojos cerca, sus manos acarician el cuerpo poderoso que se eleva sobre él, buscando colgar, para encontrar un agarre para soportar la fuerza de este asalto. El juego de poder entre estos dos hombres es claro. Mientras uno domina de una manera viril y poderosa, el otro se somete con una devoción casi religiosa, buscando satisfacer a su pareja como mejor puede. La tensión sexual es palpable, cada movimiento, cada gemido resonando como una promesa de una noche aún más salvaje e intensa. Ambos saben que después de este aperitivo, comienza la acción real, y tampoco será perdonado...